miércoles, 11 de agosto de 2010

Luz y Sombra



Sus pasos firmes hacían crujir la tierra, la fiereza en su andar era síntoma del desvarío provocado en la casa de su padre hace aproximadamente dos horas antes, el mismo tiempo que llevaba vagando por el oscuro y espeso bosque de Gavresk, a las orillas de Delambur al este de Tiaresk. Un sin fin de historias habían surgido acerca de dicho bosque de aspecto siniestro, algunas personas afirmaban haber observado bolas de fuego torturando a animales e incluso a niños de no más de diez años de edad, y muy rara vez a personas adultas. Según contaban, primero las presas eran acorraladas dentro de algo parecido a un círculo formado por las mismas opresoras incandescentes, al mismo tiempo, que entre ellas, se daba una férrea lucha por la pertenencia del botín. De esta forma, el cuerpo, en muchas de las ocasiones era maltratado hasta quedar inerte sobre el campo de batalla por su pertenencia, mientras que en el resto de las situaciones eran devorados por aquella que lograba su objetivo de tragarlo en sus entrañas. Un detalle que causaba curiosidad entre los pobladores, es que quienes decían haber visto dichas atrocidades, era que los cuerpos no mostraban ningún temor y menos mostraban la mínima intención de escapar, sino que todo el tiempo, hasta su muerte, permanecían como anclados al piso e inexpresivos, como si les fuera imposible predecir su cruento desenlace

Bajo la estela nocturna, Gotan se encontraba inmerso en las profundidades del bosque, su furia contenida no le permitía ver lo cuanto estaba retirado de cualquier traza de civilización, de pronto, la sensación y el bisbiseo del viento lo despertó de sus cavilaciones, al mismo tiempo que se percato del avasallador silencio, algo sepulcral, tanto, que sus murmullos eran amos y señores por completo del espacio en el que habitaba en ese preciso instante. Hasta ese momento su mirada no se había despegado del piso, y fue entonces, cuando al alzarla, dio cuenta de que se encontraba en una zona del bosque donde no había ningún árbol en una considerable circunferencia y el terreno era plano y libre de follaje, y él se situaba justo al centro del circulo.

Para un hombre de comarca, parecería que está situación no era nada extraordinaria, dado que regularmente pasaban noches completas caminando yendo de caza al monte, sin embargo, en las profundidades del bosque Gavresk la situación se percibía muy distinta. Gotan quedose inmuto por algunos minutos, su piel percibía el franco y frío viento, su mirada impávida, pero ágil y sagaz todavía, quedo fija sobre un destello de luz que emergía a la distancia donde terminaba la zona llana y comenzaba el denso bosque. De manera similar fueron naciendo así otros destellos a todo su alrededor. Aún con la fortaleza de su cuerpo y embargado por el terror, avanzo algunos pasos intentando huir de la situación, pero conforme avanzaba, sus pasos se eslavaban uno cada vez más corto que el anterior y dentro de si, sentía como la sangre literalmente se helaba, impidiéndole poco a poco el movimiento en todo su cuerpo.

En el preciso instante que quedo pasmado por completo, y sintió como su corazón dejo de palpitar, fue cuando también, por irónico que sea, tomo conciencia de cada extremidad, de cada cabello, de cada centímetro de piel y de cada célula de su ser. Las tan sigilosas como tétricas bolas de fuego se hallaban ya muy próximas a él, tanto, que podía escuchar unos leves susurros, que como mantra repetían: eres luz y eres sombra. Entonces su mutación comenzó, y Gotan solo podía ver como las flameantes esferas danzaban a su rededor con una gran velocidad, tal y como contaban los pobladores acerca de esas historias, pero para él, la experiencia era todo lo contrario a aterrador, y entre más escuchaba el mantra, sentía como se desprendían de él todas las frustraciones, temores, inseguridades y deseos, llevándolo a un estado sublime que jamás había percibido, un estado en el que su cuerpo se disolvía transformándose en esencia pura, en conciencia ancestral, presente y futura, en luz.

En la casa de su padre fue la última vez que vieron a Gotan, su cuerpo nunca fue hallado, y en el pueblo aún los aldeanos siguen contando esas trágicas historias de las desapariciones y maltrechos cuerpos inertes abandonados.

1 comentario:

Tania dijo...

Que maravilloso poder aspirar a nuestros cuerpos se tranformen, algún día, en "esencia pura, en conciencia ancestral, presente y futuro, luz."

Sabe Usted que cuándo los huicholitos mueren, sus almas se convierten en dioses? Divinidades de las temporadas húmedas y secas, en esencia pura, pues.

Un fuerte abrazo Sr. Mutante.