viernes, 13 de noviembre de 2009

Muera el Rey, Viva el Rey!!

Como chela en la playa se nos está yendo una década, (a mi aún me dicen: oye comprare un auto modelo 2000 ó 2001, y yo digo: ¡qué bien, un auto nuevo!, cuando es que el artefacto ya cumplió su vida útil de ¡10 años!) la primera de los “dosmíles”; época en la que nuestros padres se imaginaban conduciendo aerodeslizadores, vistiendo prendas minimalistas de trazos rectos y cromados ó estando en una casa High- Tech sentados en el sofá, observando cómo los androides realizaban sus labores. Pues bien, aún esas mieles del siglo XXI no llegan, pero lo que sí ha sucedido dentro de la industria musical es una mutación irreversible y vertiginosa, experimentando significativos cambios en los mecanismos de promoción y distribución de la música y también en la forma de cómo la escuchamos.

Así la centuria comenzó con la batalla de las voraces corporaciones discográficas, (las cuales desempeñaban esas funciones de promoción y distribución) en contra de Napster, ya que veían en este servicio de intercambio de archivos digitales de música, al verdugo que derrocaría su imperio. Ahora, 10 años después, podemos viajar en el DeLorean y restregarle a Lars Ulrich y Dr Dre que estaban equivocados, y no solo eso, sino que estaban atentando contra la evolución y la forma de crear música.

De forma paralela e inherente, hemos pasado de cargar nuestros incómodos portadiscos y discman de circunferencia prolija, calculada precisa y milimétricamente para no entrar en las bolsas de nuestros jeans, a una simple pastilla de mini-dimensiones que almacena chorrocientas canciones y chorrocientos videos y fotos, toma video, nos geoposiciona, nos dice te quiero, y te abraza cuando estamos tristes (casi eh, ¡me cae!).

Todos nosotros formamos parte de esta evolución, la hemos vivido, y ya sea en walkman, discman o en el más “sostificado” dispositivo, cada uno hemos llorado, reído, gritado, bailado, air-guitarreado, analizado y disfrutado con cientos o miles de melodías de nuestros artistas predilectos que han pasado por las cavernas de nuestros oídos, y se han encumbrado en nuestro ser y que han formado el soundtrack de nuestras vidas.

En un ejercicio de compartir, me he dado a la tarea de enlistar los discos que cuando alguien me pregunta por cualquiera de ellos, me han arrancado la expresión: ¡discazazaso, sin desperdicio! .

!!!
Myth Takes (2007)



Este disco lo estuve escuchando a la par del Myths of the Near Future de The Klaxons (que también está en esta lista), y me la pasaba todo el día baile y baile con ambos, simplemente uno no puede contenerse al escuchar las progresiones con las que se desarrolla el disco.

A Perfect Circle
Mer de Noms (2000)



Este disco lo compre creo en el mismo año de su release, en una tienda suburbia, cuando aún vendían material fonográfico en dicha cadena.
El álbum es un mar de nombres (traduciendo el título del disco en francés) y de momentos trepidantes; la fuerza en la voz de Maynard, y las ejecuciones con autoridad que hace el resto de la banda, lo convierten en uno de los mejores discos de metal sin duda alguna.

Air
The Virgin Suicides (2000)



Hablar de Air es hablar de una de mis top ten bands, y no puedo más que idolatrar el trabajo que realizaron para la película de Sofía Coppola, donde el dúo francés genera melodías con texturas tan etéreas y aterciopeladas, que se vuelven adictivas; invocando a la imaginería, seduciendo nuestra mente y corazón.

Aphex Twin
Windowlicker (2000)



Este disco es del 2000, pero sinceramente apenas este año me tope con él. Richard D. James hace un trabajo excepcional en este álbum de solo tres canciones, sonidos metálicos y espaciales abundan, la estructura de su música no es nada convencional, no estamos hablando de ritmos de 4/4, ni de compases simples, es meramente electrónica experimental de alta costura.

Artic Monkeys
Favourite Worst Nightmare (2007)




Los monos árticos, liderados por el multifacético Alex Turner, confirmaron ser una de las más sólidas promesas y propuestas del Reino Unido, al entregarnos este segundo magnifico disco, desenfrenado y guitarroso. A algunos les resulta petulante el marcado acento con el que canta Alex, a mi me encanta, y es una de las razones por las que les deseo larga vida en la escena del rock a los Artic.


Black Rebel Motorcycle Club
Take Them On, On Your Own (2003)



Ufffa, las chaquetas de piel negras, el cabello embrollado, y guitarras distorsionadas, son la estampa de una de las bandas que para mi, rescatan el orgullo Americano dentro de un mar de propuestas britanicas. Su garage rock que ejecutan en este, su segundo disco es para mover la mata y rasguear al aire.

Continuara....

1 comentario:

pensar es gratis dijo...

Bien, bien señor Potter, cada vez mejor, aunque aún tiene que definir más sus ideas. Me quedó con los Artic Monkeys, y su peor pesadilla favorita, todo el material es muy bueno pero Brianstorm me hacen dar unos buenos brincos. Saludos!